martes, 18 de agosto de 2009

El camino

No sabía donde se metía pero sí que se adentraba con mucha ilusión a este mundo de los blogs de historias.

No sé dónde me meto pero sí os puedo decir que me adentró con mucha ilusión en este mundo de los blogs de historias. No sabría deciros si actualizaré muy seguido o de vez en cuando pero lo que sí que tengo claro es que no quiero publicar ningún texto por obligación; sólo lo haré por placer y porque quiera compartirlo con quien quiera pasarse por aquí. Supongo que lo mejor que puedo hacer es dejaros con la primera historia que os enseño para que la compartamos.


Abrió la puerta y empezó a andar tranquilamente, sin prisas, mirando a su alrededor, fijándose en las personas que pasaban a su lado sin verlo, en la luz que alumbraba la calle, las tiendas y casas que habían a ambos lados, los carteles de publicidad, las palomas que había un trozo más adelante, en unos chiquillos que iban corriendo y riendo, en los comentarios altos y las risas de un grupo de adolescentes que hacía nada habían estado a su lado.

Hace ya diez años des de aquella tarde que he descrito; cuando empezó su viaje. ¿A dónde? En aquél momento no lo sabía, sólo salió a dar una vuelta y a ordenar las ideas cuando cayó la noche y sus pies cansados se pararon un momento para descansar, momento en que sus ojos vieron que un par de metros más adelante había una posada y de repente le vino la idea de pasar allí la noche, siempre y cuando el precio fuera asequible. Por la mañana cuando se levantó decidió seguir andando pero esta vez en lugar de dirigirse hacia el centro de la ciudad prefirió ir hacia la estación de tren. Hacia lo más difícil de este mundo: seguir a su intuición, dejarse llevar sin pensar ni razonar nada. Las pocas veces que se ha preguntado si valió la pena salir a la calle esa tarde, en lugar de ver la serie que emitían cada tarde desde hacía un par de años, se responde preguntándose si de haberse quedado en el sofá hubiera recorrido cinco países aprendiendo sus idiomas y viviendo unos cuantos meses o años en cada uno. Antes sabía un poco de todo pero nada y en cambio ahora sabía unas cuantas cosas de todo y de la vida. Quién sabe, quizás si se hubiera quedado en casa algún día hubiera zarpado hacia el otro lado del océano pero a lo mejor no hubiera viajado en un avión como copiloto.

Hace tiempo leyó una épica historia con grandes frases para ser recordadas pero si hay una frase que pudiera firmar como suya sería: “Es muy peligroso [Frodo] cruzar la puerta. Vas hacia el Camino, y si no cuidas tus pasos no sabes hacia donde te arrastrarán."